Cuando la metodología ágil se convierte en un obstáculo
Cualquier metodología no se trata solo de seguir reglas; también requiere un cambio en las actitudes y comportamientos del equipo para lograr realmente la transformación deseada.
Las metodologías ágiles son quizás lo primero que escuchamos como desarrolladores y, en general, cualquier persona involucrada en el proceso de productos digitales. Como su nombre sugiere, su propósito es generar herramientas para hacer que el trabajo sea verdaderamente ágil. Pero, ¿qué sucede cuando estas metodologías, ya sea Kanban, Scrum u otras, a pesar de sus buenas intenciones, no funcionan?
Como todo en el proceso de desarrollo (ya lo creamos o no, aún depende de las personas), son las personas, en el caso de crear productos digitales, las que tienen un papel específico. Por lo general, es un Scrum Master o Agile Coach, quien en ciertos casos puede integrarse en otros roles como Product Owner o Project Manager. Deben estar claros, más que en la implementación de una metodología, en la creación de una cultura de trabajo planificada, organizada y adaptada que se alinee con la realidad de los equipos y los plazos de desarrollo.
Los errores más comunes en la implementación de metodologías ágiles pueden estar relacionados con:
- Dificultades para reconocer las ceremonias de cada metodología y su aplicación en el proceso de diseño y desarrollo. En el caso de la metodología Scrum, es importante respetar cada una de las ceremonias, como la planificación, la reunión diaria y la retrospectiva, que forman parte de los marcos de tiempo designados para el sprint. La gestión adecuada de cada ceremonia es la base para alinear el proceso y el equipo y lograr resultados.
- Falta de planificación adecuada: La estimación de tiempo y tareas es esencial para el flujo del proceso de acuerdo con las ceremonias propuestas por las metodologías ágiles.
- Falta de comunicación efectiva (y empática): Es crucial tener una comunicación transparente, eficiente y clara caracterizada por la escucha activa y la sinceridad. Si no comunicamos a medida que avanzamos, es imposible corregir errores, plazos y tareas.
- Complicaciones en la gestión del tiempo: Para estimar los plazos, es crucial comprender los procesos de las diferentes áreas, escuchar a sus partes interesadas y asignar el tiempo adecuado para cada tarea. No se trata de alargarlo, ¡pero tampoco de causar estrés!
- Falta de compromiso: Para que la metodología funcione, necesitamos el compromiso de todas las áreas de trabajo. Implementar una metodología ágil es casi como una reacción en cadena; si uno falla, todos podemos fallar.
- Falta de documentación adecuada: Si no dejamos el proceso en un registro organizado, avanzar carece de sentido. Gestionar un producto requiere una documentación adecuada; de lo contrario, limitamos el trabajo colaborativo.
Estas dificultades obstaculizan el progreso del proceso de desarrollo y, si progresa, está sujeto a dinámicas estresantes para los equipos, una carrera contra el reloj que afecta directamente la calidad del producto digital.
La agilidad va más allá de la metodología; ¡requiere comunicación, esfuerzo y entusiasmo! Si agregamos una forma adecuada de trabajar con Scrum o Kanban, sería genial, pero recordemos que mantener estos métodos depende de nosotros.